Un envase activo es un sistema de packaging que incorpora materiales y componentes con efectos antioxidantes y antibacterianos, que se liberan en los alimentos de dicho envase. La función de estos componentes es prolongar la fecha de caducidad de los alimentos, alargando su vida útil y mejorando sus condiciones.
Existen dos tipos de envases activos: los absorbentes y los emisores. La función del primer grupo es la de absorber los componentes del alimento en cuestión (como la humedad, el oxígeno o el CO2). Contrariamente, la función de los envases activos emisores es la de añadir compuestos, (como antioxidantes o aromas).
Distintas tecnologías
Podemos distinguir entre más de cinco tecnologías de envase activo, tres eliminadoras y dos emisoras:
- Tecnologías eliminadoras
Eliminadores de oxígeno: como su propio nombre indica, se encargan de suprimir el O2 de los envases alimentarios gracias a componentes altos en hierro, de esta manera se absorbe el oxígeno y se crea óxido de hierro.
Eliminadores de humedad: tienen como principal función regular la humedad de ciertos envases que contienen productos sensibles a ella, como los alimentos deshidratados. Encontramos los absorbentes de líquidos (en forma de almohadillas) y los deshumidificantes (como el gel de sílice).
Eliminador de etileno: el etileno es un componente muy tóxico que tiene como principal función acelerar la madurez y descomposición de los alimentos. Por ello, los eliminadores de etileno realizan la función inversa; retrasar la madurez y descomposición de los alimentos.
- Tecnologías emisoras
Los emisores de antioxidantes ayudan a prevenir la oxidación lipídica consiguiendo que el alimento envasado se conserve en buen estado durante más tiempo; algunos ejemplos son los aceites esenciales.
Por otro lado encontramos los emisores de CO2; su función es la de expulsar CO2 contrarrestando y previniendo la aparición de microbios cuando el alimento envasado comienza a expulsar líquido.
Aditivo vs envase activo
Podrían confundirse erróneamente los envases activos con los aditivos, sin embargo son dos conceptos muy dispares.
Los aditivos son perjudiciales para la salud en muchos casos, modifican los caracteres organolépticos y mejoran la conservación de los alimentos gracias a compuestos como el glutamato monosódico (calificado como neurotoxina), edulcorantes artificiales o ácidos (como el carmínico) que se extrae de insectos. No obstante, el objetivo final de ambos es el mismo: mejorar las condiciones de los alimentos extendiendo así su fecha de caducidad.
En los últimos años ha habido un auge del consumo de alimentos naturales, sin aditivos ni conservantes, por lo que si la demanda de éstos sigue creciendo en un futuro, cada vez iremos viendo y familiarizándonos más con los envases activos. Ahora bien, los principales impedimentos que podrían frenar su auge son el precio y la propia cadena logística del producto.
En cuanto al precio, resulta considerablemente más barato cualquier otro envase normal y, adicionalmente, a muchos alimentos se les añaden aditivos en su cadena de producción; por lo que si nos decantásemos por un envase activo deberíamos modificar su cadena logística.
Fuente: Soluciones de embalaje